Hoy en día, la obesidad es un problema nutricional de clase mundial, encontrando alrededor de 1.9 billones de adultos mayores de 18 años con sobrepeso, de los cuales 600 millones presentaban obesidad, según las estadísticas de la OMS en el 2014. La evidencia científica describe a la obesidad como una enfermedad crónica, consecuencia de interacciones entre distintos factores, entre los que encontramos fisiológicos, psicológicos, genéticos, sociales, entre otros.
Así, una de las principales estrategias en la prevención y tratamiento de la obesidad se basa en la consecución de un balance energético negativo, basada en cambios de estilo de vida (incluyendo dieta y actividad física). Sin embargo, aunque las intervenciones dietéticas tienen ventajas como ser diseñadas de forma personalizada, pueden tener una tasa de abandono y por lo tanto, recuperación de peso al terminar la intervención. En ese sentido, recientemente se ha puesto especial hincapié en el estudio de distintos flavonoides que se ha comprobado pueden tener propiedades antiobesidad.
Los flavonoides se definen como componentes no nutritivos derivados de plantas o partes de plantas (hojas, tallos, brotes, flores, raíces, tubérculos o fruto) utilizados para el tratamiento de alguna enfermedad. Hasta el momento se han identificado más de 5,000 flavonoides entre los que se pueden destacar: flavonas, flavonoles, flavanonas, flavanoles, isoflavonas y antocianinas. Dentro de todos estos grupos, las flavonas, los flavonoles y sus glucósidos son los compuestos más abundantes en vegetales. Las proantocianidinas son las estructuras más complejas, ya que provienen de la polimerización de catequinas. Los efectos biológicos que los flavonoides pueden ejercer se han estado estudiando a partir de compuestos aislados, extractos naturales y alimentos funcionales, dependiendo del modelo de estudio (modelos celulares y animales, principalmente).
La mayoría de los flavonoides se encuentran de forma natural como glucósidos (conjugados con uno o más residuos de glucosa). Cuando son ingeridos, algunos de ellos pueden ser absorbidos en el intestino delgado o ser metabolizados parcialmente en el colon por la microbiota intestinal. Si se absorben, la mayoría de ellos pierden el glucósido y se modifican en diferentes metabolitos que se pueden encontrar en fluidos o tejidos del cuerpo. Estos metabolitos, pueden presentar una actividad biológica diferente a los compuestos iniciales.
Una vez absorbidos, los flavonoides son metabolizados en el hígado como un proceso que permite detoxificar y facilitar así la eliminación por vía urinaria. Por último, aquellos flavonoides circulantes en sangre, pueden ser transportados a distintos tejidos donde podrán ser metabolizados y puedan ejercer algunas funciones biológicas.
Sin embargo, además de factores relacionados con el huésped como son los procesos fisiológicos de digestión y otros relacionados a edad, patología, genética y distintas condiciones fisiológicas, los estudios de bioaccesibilidad y biodisponibilidad deben de tomar en cuenta distintos factores que pueden afectar directamente o en relación al contenido de los flavonoides en los alimentos. Algunos de estos factores pueden ser externos, como lo es el ambiente (la exposición al sol de los alimentos), el procesado de los alimentos (efecto térmico, cocción y distintos métodos culinarios), la presencia de otros nutrientes que pueden intervenir en la absorción como la grasa y fibra, interacciones entre compuestos, estructura química. Por ejemplo, en relación a la bioaccesibiliad, según la estructura química, las catequinas, flavanonas y los glucósidos de quercetina son los tipos de flavonoides que más fácilmente se absorben. Por otro lado, las proantocianidinas, por su gran tamaño, se absorben muy poco.
En las últimas décadas se han realizado numerosos estudios con el fin de acreditar los efectos de los flavonoides y su uso terapéutico en la obesidad. En este sentido, existe evidencia científica que los flavonoides interactúan con los mecanismos de ingesta/saciedad que permiten regular el consumo de los alimentos (Panickar, 2013). Por otro lado, en los últimos años se han centrado en el descubrimiento de nuevos inhibidores eficaces digestivos presentes en los alimentos (de la Garza et al., 2011). Otro mecanismo implicado en las propiedades antiobesidad de los flavonoides es el papel que juegan en la regulación de la termogénesis, aumentando el gasto energético y la eficiencia energética (Dulloo, 2011). Además los flavonoides son ampliamente reconocidos por sus efectos biológicos y farmacológicos incluyendo antioxidantes y antiinflamatorios (Pan et al., 2010, Savini et al., 2013).
Además, recientemente, la comprensión de los mecanismos y procesos metabólicos implicados en las propiedades biológicas de los flavonoides ha ido aumentando a través de tecnologías emergentes con la llegada de las ciencias “ómicas”. Los flavonoides pueden tener un efecto a nivel celular a través de la regulación de la expresión de genes influyendo así en el desarrollo o prevención de enfermedades como la obesidad. Así mismo, la epigenética alcanza a explicar cómo los flavonoides pueden metilar el ADN, modificar las histonas y regular los microARNs.
Finalmente, uno de los nuevos mecanismos estudiados para prevenir y controlar la obesidad es la modulación de la microbiota intestinal a través de los flavonoides. El microbioma humano consiste en más de 1023 células bacterianas en todo el tracto digestivo, encontrando en un solo individuo alrededor de 160 especies diferentes de entre 1500 especies identificadas. La microbiota intestinal es metabólicamente adaptable y en ese sentido, evidencia científica ha demostrado la influencia positiva de los flavonoides sobre el crecimiento y metabolismo bacteriano, representando así un mecanismo relevante en el tratamiento de la obesidad.
Referencias:
- de la Garza, A. L. (Ana L. de la Garza. Anti-obesity and anti-diabetic properties of two natural extracts rich in flavonoids (helichrysum and grapefruit): physiological and molecular mechanisms. 2014.
- Panickar K. S. Effects of dietary polyphenols on neuroregulatory factors and pathways that mediate food intake and energy regulation in obesity. Mol. Nutr. Food Res. 2012;57:34–47.
CrossRef - De La Garza A. L., Milagro F. I., Boque N., Campión J., Martínez J. A. Natural inhibitors of pancreatic lipase as new players in obesity treatment. Planta Med. 2011;77.
CrossRef - Dulloo A. G. The search for compounds that stimulate thermogenesis in obesity management: from pharmaceuticals to functional food ingredients. Obes. Rev. 2011;12:866–883.
CrossRef - Pan M. H., Lai C. S., Ho C. T. Anti-inflammatory activity of natural dietary flavonoids. Food Funct. 2010;1:15–31.
CrossRef - Savini, I., Catani, M. V., Evangelista, D., Gasperi, V. & Avigliano, L. Obesity-associated oxidative stress: strategies finalized to improve redox state. Int. J. Mol. Sci. 2013;14:10497–10538.
CrossRef - Vahid F., Zand H., Nosrat-Mirshekarlou E., Najafi R., Hekmatdoost A. The role dietary of bioactive compounds on the regulation of histone acetylases and deacetylases: A review. Gene. 2015;562:8–15.
CrossRef - Remely M. et al., Therapeutic perspectives of epigenetically active nutrients. Br. J. Pharmacol. 2015;172:2756–2768.
CrossRef - Etxeberria U., Milagro F., González- Navarro C. J., Alfredo Martínez J. Role of gut microbiota in obesity. An Real Acad Farm. 2016;82:234–259.