El sistema inmunitario es una red de células, tejidos y órganos que nos protegen contra enfermedades. Esto es, protege contra patógenos, toxinas, alérgenos que pueden ser la causa de infecciones y, además, es capaz de eliminar las células dañadas. Así, a través de la respuesta inmune, se reconocen y eliminan los agentes potencialmente dañinos para la salud.
Rápidamente, para conocer un poco sobre el sistema inmune, podemos clasificarlo en dos fases: inmunidad innata e inmunidad adaptativa (también llamada adquirida). La respuesta inmune innata representa el primer sistema de defensa del organismo, y es particularmente importante para prevenir la entrada de agentes infecciosos en el cuerpo (como los virus #coronavirus). La primera línea de defensa, considerada dentro de la inmunidad innata incluye la barrera anatómica (piel, vellosidades de la nariz) y fisiológica (membranas, saliva, ácido estomacal y microbiota). Además, una segunda línea de defensa del sistema inmune innato incluye células como los fagocitos (monocitos, macrófagos y neutrófilos), y las células asesinas (Natural Killers -NK). La inmunidad innata no tiene memoria y, aunque la respuesta es activada por cualquier sustancia extraña, a veces no es suficiente. Así, la respuesta inmune adaptativa, efectiva para aquellos antígenos que desencadenaron la respuesta, está mediada principalmente por linfocitos T y B. La comunicación entre estos dos sistemas (innato y adaptativo) se obtiene por contacto entre célula y célula y por la producción de mensajeros como las citocinas. Además, en los últimos años se ha destacado el papel de la microbiota intestinal, no solo como barrera protectora, sino como parte del sistema inmune, es decir, regulando la inmunidad.
Y sabías que la microbiota intestinal puede ser alterada por cambios en la dieta, ejercicio, ritmo circadiano, entre otros factores como la edad?
Tomando en cuenta lo anterior, en los últimos años se ha estado relacionando la capacidad de ciertos nutrientes, denominados inmunonutrientes, con la modulación de las acciones del sistema inmune.
En un estudio reciente publicado en la revista Nutrients, se destacó el papel de los oligopéptidos de la avena (Avena nuda L.) como inmunomoduladores potenciales para mejorar la respuesta de la inmunidad innata y adaptativa. Los resultados del estudio muestran en diferentes ensayos que los oligopéptidos de la avena podrían mejorar la inmunidad innata al obtener una mayor capacidad fagocítica de los macrófagos y la actividad de las células asesinas (NK – defienden contra las células infectadas por virus). Además, se observó que las células T CD3+ y CD4+ aumentaron después del tratamiento con oligopéptidos de la avena, lo que indica una respuesta inmune mediada por células a través de la producción de citocinas inflamatorias. Aunque el presente estudio fue realizado en modelo animal, los resultados muestran los mecanismos por los que los oligopéptidos de la avena pueden ser considerados inmunomoduladores.
Por otro lado, en otro estudio realizaron varios experimentos en ratones para evaluar el potencial sobre la modulación del sistema inmune después de la infección de la gripe viral. En el estudio se preparó una mezcla funcional con extractos de granada, uva roja, dátiles, aceitunas, higos y jengibre. Los resultados muestran un aumento significativo de la producción de interferón (IFN) y de interleucina 12 (IL-12) en sangre, bazo y pulmones de ratones. Los interferones (IFNs) son proteínas producidas y secretadas como respuesta a diversos patógenos, es decir, “interfieren” con la replicación viral. Además, activan a las células asesinas (NK) y macrófagos.
En ese sentido, una característica a destacar de la mezcla funcional, es que son ingredientes ricos en compuestos fenólicos. Con relación a la microbiota intestinal, se ha visto que los biocompuestos pueden modular indirectamente la inflamación intestinal y sistémica. Por otro lado, se ha visto que el uso de prebióticos como inulina y fructooligosacáridos modula favorablemente la microbiota intestinal. Los prebióticos son ingredientes no digeribles de los alimentos, que interactúan con las bacterias del intestino otorgando un beneficio a la salud del huésped. Así, una revisión sistemática reciente ha destacado el uso de simbióticos (combinación de probióticos -microorganismos- y prebióticos) en la prevención de infecciones del tracto respiratorio.
Aunque más estudios clínicos son necesarios para conocer el efecto y dosis específicas para que los nutrientes mencionados puedan considerarse como inmunonutrientes, un buen desayuno a base de avena (fibra y oligopéptidos), frutas (fibra y compuestos fenólicos) y yogurt natural (probiótico) puede ser el inicio del sistema de vigilancia ante COVID-19.
Ahora ya conoces el complejo sistema de defensa de tu organismo, la unión entre el sistema endocrino, inmune y sistema nervioso central; donde el protagonista eres tú.
Referencias:
Mao, R.; Wu, L.; Zhu, N.; Liu, X.; Liu, R.; Li, Y. Naked Oat (Avena nuda L.) Oligopeptides: Immunomodulatory Effects on Innate and Adaptive Immunity in Mice via Cytokine Secretion, Antibody Production, and Th Cells Stimulation. Nutrients 2019, 11, 927.
Mansoor, K.A.; Qadan, F.; Schmidt, M.; Qinna, N.A.; Badr, M.; Matalka, K.Z. A Functional Food Mixture “Protector” Reinforces the Protective Immune Parameters against Viral Flu Infection in Mice. Nutrients 2018, 10, 743.
Carty K Y Chan, Jun Tao, Olivia S Chan, Hua-Bin Li, Herbert Pang, Preventing Respiratory Tract Infections by Synbiotic Interventions: A Systematic Review and Meta-Analysis of Randomized Controlled Trials, Advances in Nutrition, 2020, https://doi.org/10.1093/advances/nmaa003